A principios de mes os hablamos de la celebración de la 22ª reunión de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP22), una importante cita anual destinada a frenar el cambio climático y mantener el aumento de las temperaturas por debajo de los dos grados con respecto a los niveles preindustriales e intentar limitarlo a 1,5 grados.
La cita finalizó con la “Proclamación de Acción de Marrakech” y el compromiso de todos los países asistentes de pasar a la acción, implementando completamente el Acuerdo de París sobre cambio climático, antes del 2018. Un acuerdo, que según la COP22, ha experimentado un “impulso irreversible, no sólo por los gobiernos, sino también por la ciencia, las empresas y la acción global a todos los niveles”.
Otras metas establecidas en la declaración de la COP22 son las siguientes:
- El compromiso político para combatir el cambio climático, como una prioridad urgente y limitar la subida de la temperatura media mundial a lo más cerca de 1,5 grados.
- La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y fomentar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El objetivo es que el 100% de la energía sea renovable entre 2030 y 2050.
- La solidaridad con los países en desarrollo y más vulnerables a los impactos del cambio climático y la mejora de su capacidad de adaptación a estos cambios. Más acción y apoyo climático, mucho antes de 2020, teniendo en cuenta, además sus necesidades y circunstancias especiales.
- Un mayor esfuerzo para erradicar la pobreza, garantizar la seguridad alimentaria y adoptar medidas estrictas para hacer frente a los desafíos del cambio climático en la agricultura.
- Mejora de la transparencia para las mediciones y la contabilidad de las reducciones de las emisiones, entre otras cuestiones.
- Mejorar la financiación para proyectos climáticos, la capacidad y la tecnología (incluyendo desde los países desarrollados hasta los países en desarrollo), con una meta de movilización de 100 mil millones de dólares.
- La ratificación de la llamada Enmienda de Doha, que alarga el Protocolo de Kyoto hasta el año 2020 e incluye nuevos compromisos de reducción de emisiones.
- La implicación de todos los actores no estatales para que se unan en una acción y movilización ambiciosas e inmediatas.