Descubre como conseguirlo aquí
¿Qué estás buscando?
¿Y si fuéramos nosotros los que vamos demasiado rápido? Es complicado saberlo, pero a veces la naturaleza nos ofrece lecciones que contrastan con nuestras habituales prisas y preocupaciones. Desde la seguridad que ofrecen las copas de los árboles, el perezoso de dos dedos reivindica con toda la calma del mundo un ritmo de vida distinto. ¿Te vienes a comprobarlo?
Te aseguramos que no saldrá corriendo, aunque a pesar de su torpeza sobre el suelo son excelentes nadadores y los mayores expertos de rama en rama. Podrás encontrar a este curioso ejemplar en la zona “Sombras silenciosas”, que comparte con muchos otros animales de hábitos nocturnos.
Como habrás adivinado, el comportamiento del perezoso no es para nada trepidante, y es que no tiene más motivos para agobiarse que el siempre comprometido momento de ir al baño, la única vez que baja a la tierra y solo cada 5 días. Por lo demás, ahí arriba tiene todo lo que necesita si tenemos en cuenta que su dieta se compone principalmente de las ramas de los propios árboles en los que habita, dándose algunos lujos ocasionales con frutas y flores.
De habitualmente 60 cm de largo y unos 5 o 7 kg de peso, este tipo de perezoso procedente de las selvas de Centroamérica y Sudamérica goza de una vista y de un oído muy pobres, por lo que se aferra a un sentido del tacto mucho más desarrollado para conseguir alimentos. Por cierto, su nombre científico es Choloepus hoffmanni, denominación que conmemora al naturalista alemán Karl Hoffman.
En cuestiones de supervivencia, la discrección del perezoso de dos dedos es la mejor defensa de un animal que cuenta entre sus depredadores con el jaguar, las águilas o las serpientes. Su estrategia principal a pesar de contar con dos poderosas garras es no ser cazado, evitar los encuentros, poniéndose fuera del alcance de cualquiera en lo más alto de los árboles. De Nicaragua a Bolivia y de Perú a Brasil, pero también en Faunia, ¡que no se te escape la oportunidad de conocerle!