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Debido al color predominante cuando es divisada desde el espacio, la Tierra suele denominarse "el planeta azul". Sin embargo, entre la inmensidad del azul, hay una enorme región verde que puede observarse a miles de kilómetros de distancia: la Jungla Amazónica.
Ubicada en la parte central y septentrional de América del Sur, la Jungla Amazónica es el bosque tropical más extenso del planeta: cuenta con 6 millones de kilómetros cuadrados repartidos entre nueve países, y en su interior se encuentran innumerables especies vegetales todavía sin catalogar, millares de aves y peces y millones de insectos.
La Jungla Amazónica bulle vida, y en gran parte se debe a su singular clima: las altas y regulares temperaturas se combinan con una gran humedad y lluvias torrenciales a diario, que provocan que toda la vegetación se mantenga verde de forma permanente y crezca de forma desmesurada (¡existen plantas cuyas hojas tienen más de un metro de diámetro!). La zona de jungla de Faunia, cuyos habitantes proceden en gran parte de esta región, cuenta con un sistema de lluvia artificial que imita a las precipitaciones del Amazonas, de modo que los animales se sientan como en casa y los visitantes disfruten de este singular espectáculo, con rayos y truenos incluidos.
Este clima propicia no solo el crecimiento de la vegetación, sino también de animales. El piracucu, el pez de agua dulce más grande del mundo, es uno de los moradores de las aguas del Río Amazonas, y la anaconda, una de las serpientes de mayor tamaño del planeta, puede verse también surcando sus aguas.
Otra de las características singulares de la Jungla Amazónica no hay que buscarla en sus aguas, sino sobre sus árboles: esta región es la zona con más especies de mono del planeta, entre las que se encuentra los pintorescos titi de Goeldi o los divertidos monos ardilla. Entre chaparrón y chaparrón, te esperan también, cómo no, en la zona de jungla de Faunia.