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La serpiente de las serpientes, y algo más que eso, la comedora de serpientes. La cobra real no es solo el ofidio venenoso más grande que existe, sino que su nombre científico, Ophiophagus hannah, significa literalmente “comedora de serpientes”, su peculiar y exclusiva dieta. Entre las impresionantes cualidades de este reptil de la familia de los elápidos (Elapidae), destaca su extremadamente lento metabolismo. Para que te hagas una idea, si la cobra real lograra hacerse con una presa grande puede llegar a pasarse meses sin tener que comer de nuevo. ¡Casi nada!
De una longitud que va de los 3,5 a los 4 metros, reconocerás a la cobra real por un cuerpo de color verde oliva, gris o negro, recorrido por bandas de color amarillento, y por un vientre de color crema o amarillo. En cuanto a sus ataques y a su papel como depredadora, destaca el hecho de que la cobra real pueda inocular hasta 500 mg de veneno en una sola mordedura, siendo éste la mayoría de las veces neurotóxico y cardiotóxico. Con su mordedura afecta al sistema nervioso central de la víctima, lo que provoca fuertes dolores, visión borrosa y fallos renales, respiratorios y cardíacos. De todas formas, se sabe que esta serpiente escapa de la presencia humana cuando tiene oportunidad, aunque puede ser agresiva si se le molesta.
Las cobras reales más conocidas proceden del continente asiático, habitando bosques densos y preferiblemente zonas con lagos y arroyos. Muy curioso es su comportamiento en la puesta de huevos, cuyo nido preparara especialmente la madre con hierbas y pequeñas ramas. Tras defender agresivamente e incubar el nido durante unos 60 o 90 días, abandona voluntariamente a sus crías poco antes de la eclosión de los huevos, en teoría, para evitarse la tentación de comérselas. ¿Te animas a conocer un poco mejor a esta prodigiosa serpiente? La podrás encontrar junto a muchos otros reptiles en la apasionante zona “Veneno” durante tu próxima visita a Faunia.