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Como salidos de la paleta de un pintor, los caballitos de mar nadan y se dejan flotar con elegancia y vistosidad en el acuario de Sombras Silenciosas.
Su gama de colores no sólo sorprende sino que además despierta la curiosidad de los visitantes. Desde los negros hasta los amarillos vivos e incluso tonos azulados, diferentes tonalidades que delatan su edad y exposición a la luz.
Me detengo a escuchar los comentarios de un grupo de personas del público que los observa maravillados "¡Qué bichos tan raros y qué colores tan diferentes! Seguramente pertenecerán a distintas especies". Uno de nuestros acuaristas les saca de su error: "Todos pertenecen a la misma especie. Sencillamente, el color depende de la luz: mientras más intensa sea durante la fase de crecimiento del caballito, más pálida se vuelve la piel de éste."Eso explica por qué los más pequeños son los negros y los adultos se reparten entre los amarillos resplandecientes y los brillantes anaranjados.
Bajo el efecto de la luz, los pigmentos de la piel se agrupan en angostas franjas dándoles una apariencia traslúcida. Si lo pensamos bien, están siguiendo una estrategia adaptativa camuflándose de los depredadores gracias a unas coloraciones denominadas armonizantes o de protección.
Este ejemplo de coloración nos muestra el importante papel que desempeña el sistema nervioso en la adaptación de los animales al medio. Una hermosa obra de arte acuática que podéis visitar, entre los animales nocturnos, en Sombras Silenciosas.