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No parece nada probable que, cuando Fray Mateo de Bascio y otros franciscanos crearon la Orden de los Hermanos Manores Capuchinos, tuvieran en cuenta o llegaran a conocer que su aspecto serviría para bautizar en nuestro idioma a todo un género de primates. Esta curiosa relación se debe a la capucha de los monjes, de un color similar a los pelos que rodean la cara de estos famosos animales.
Como habrás adivinado, no hablamos de unos monos de segunda fila, y es que el mono capuchino, procedente del bosque tropical de América Central y del Sur, es habitualmente considerado como el más inteligente de su clase en todo el continente. Algo que no queda en un simple dato o condecoración, pues pueden incluso presumir de haber sido entrenados para asistir a personas con problemas de movilidad.
De pequeño tamaño, unos 45 cm de largo aproximadamente, estos monos poseen una poderosa cola semi-prensil de la misma longitud que el resto del cuerpo, con la que se ayudan para desplazarse entre los árboles enrollándola entre las ramas. Es sin duda un instrumento esencial en el desarrollo de sus vidas, siendo además lo suficientemente fuerte como para sostener su propio peso.
Nos encontramos ante un primate muy espabilado que con solo año o año y medio puede valerse por sí mismo. Con todo, las hembras no suelen parir hasta los siete años, y eso a pesar de considerarse adultas desde los cuatro años y medio.
El mono capuchino es un mamífero omnívoro con una variada dieta configurada tanto por frutas, néctar y semillas como por insectos, reptiles, huevos de aves e incluso por pequeños mamíferos. ¿Te gustaría poder verles de cerca? Estos monos son unos de los primeros animales que encontrarás en tus visitas a Faunia, completamente adaptados al parque e instalada su base de operaciones en la plataforma del lago.