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El pasado 20 de marzo nació la primera cría de oso melero en Faunia después de 130 días de gestación. Este hecho supone un gran logro, pues se trata de una especie con bajas tasas de reproducción en cautividad.
Ha nacido en el área Sombras Silenciosas de Faunia, ha pesado 200 gramos y ha medido 20 centímetros. Como es común en esta especie, justo cuando nació, la cría se abrazó con firmeza a la espalda de su madre y permanece protegido por ella en la intimidad del interior de un tronco.
La primera pareja de tamandúas, nombre con el que también se conoce al oso melero, llegó a Faunia en 2011 y, tras tres años de convivencia y cuidado, han logrado engendrar a esta preciosa cría.
El oso melero no se encuentra en peligro de extinción, pero su hábitat en las sabanas y los bosques sudamericanos sufren grandes deterioros. Por ello, y por las citadas dificultades que presentan los tamandúas para reproducirse, nos encontramos ante un importante acontecimiento en el parque.
Esta especie, con hábitos parecidos a los del oso hormiguero, se caracteriza por una forma muy llamativa de su cuerpo y por unas largas garras curvadas con las que excava hormigueros y se defiende de los depredadores que intentan atacarle. Además, cuentan con un arma similar a la de la mofeta, un olor fétido que ahuyenta a sus enemigos.
Su tamaño es relativamente pequeño si se compara, por ejemplo, con el oso hormiguero. Mide no más de 90 centímetros y suele pesar un máximo de 8 kilos cuando alcanza la madurez.
La pequeña cría de oso melero podrá visitarse en Sombras Silenciosas, según sus cuidadores, en un par de meses cuándo la cría baje del tronco del árbol en el que se encuentra protegida por su madre.
En Faunia, estamos emocionados con este acontecimiento histórico, que se une a los recientes y numerosos nacimientos en el parque.