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Javier Gimeno, biólogo de Faunia, nos ha contado un poco más sobre las nuevas crías de estas dos especies.
Tanto el lémur de cola anillada como el lémur de cola blanca son primates “que quedaron relegados en la isla de Madagascar, con lo cual su evolución es diferente al resto de primates. Morfológicamente conservan muchos rasgos primitivos de los primates: nariz húmeda, una uña con garras, colas largas… Algo típico de primates antiguos. Su comportamiento es particular, porque son sociedades matriarcales.
No tienen depredadores (a excepción de la fosa) y son animales muy confiados. Por eso se acercan al público en Faunia, porque no han sido objeto de caza de otras animales”, argumenta Javier Gimeno.
La cría de lémur de cola anillada nació el pasado 27 de mayo tras 7 meses de gestación y las de lémur de cara blanca lo hicieron el 21 de abril y el 7 de julio. Durante sus dos primeros meses de vida las crías se aferran con sus cuatro extremidades a la espalda, al abdomen o al vientre de su madre y se alimentan de la leche materna. Las crías se agarran con tal firmeza al pelo de sus madres que éstas son capaces de dar saltos entre árboles y vegetación de hasta 5 metros de longitud
“Son básicamente vegetarianos. Comen mucha hoja y se pasan el día buscando brotes tiernos. Muy ocasionalmente algún insecto o huevos. Prefieren los vegetales a la proteína animal”, añade el biólogo de Faunia.
El lémur de cola anillada no tiene actividad nocturna (por algo son conocidos como los adoradores del sol) y pasan mucho tiempo en el suelo, a diferencia de otros primates. Su cola levantada hace las veces de bandera, pues es una forma de decir ¡aquí estamos!