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El Cordero de Valaquia habita en rebaños, donde puede defenderse mejor de sus depredadores (lobos, linces, leopardos, osos). En invierno baja a los valles a pastar, mientras que en verano frecuenta escarpaduras altas que le protegen de sus atacantes. Sus balidos son sibilantes, de hecho silban a través de la nariz para expresar sorpresa, por ejemplo. No se caracteriza por ser una raza especialmente lechera, de forma que su aprovechamiento por parte de los humanos tiene más que ver con la piel, la lana y la carne (su cría se debe sobre todo a la lana, con la cual se elabora el astracán). Estos corderos se alzan entre 90 y 120 centímetros y poseen una cola ancha y gruesa en la que acumulan grasas que les sirven de reserva. Son animales que se mueven en las tonalidades marrones, aunque también presentan zonas de pelaje blanco. Su dimorfismo sexual se basa en la presencia de cuernos anchos y curvados hacia atrás y casi en redondo.
Se trata de corderos son muy activos. Son insaciables comedores de toda suerte de plantas, brotes florales y gramíneas. Su alimentación incluye ramas y cortezas de árboles.
El Cordero de Valaquia alcanza la madurez sexual a los dos años, en el caso de las hembras; a los cinco años, en el caso de los machos. Las hembras pasan por un período de gestación que dura entre 150 y 160 días. Antes del parto, las preñadas se apartan de la manada para buscar un lugar inaccesible en el que dar a luz una o dos crías. La lactancia tiene lugar durante cuatro meses.