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A esta vistosa y peluda tarántula se la conoce popularmente como “tarántula de rodillas rojas”, debido al color anaranjado de algunas zonas de su cuerpo (rodilla, extremos de la tibia y pedipalpos). También en su dorso, negro, presenta tonos rojizos y naranjas (aunque el resto es más bien negruzco o marrón). Estas son las características más llamativas de estas arañas.
Las hembras son más robustas que los machos. La Araña de Patas Rojas puede alcanzar los 10 centímetros de diámetro. Ha llegado a ser una mascota muy deseada por su aspecto y docilidad, de ahí que se hayan cometido ciertos excesos en su captura. Está casi amenazada, además, por la destrucción de su hábitat natural, que afecta a las poblaciones salvajes en las que se distribuye. Su comercio, por estos motivos, está muy regulado.
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Su alimentación se basa principalmente en insectos, y se extiende a pequeños vertebrados: lagartijas, ranas pequeñas y ratones que captura con sus fuertes quelíceros y posteriormente mata, inoculando veneno. Es capaz de comerse a otros arácnidos.
En esta especie, los machos no sobreviven a su madurez sexual, que tiene lugar entre los tres y los seis años, aproximadamente. Sin embargo, la Araña de patas rojas hembra puede vivir hasta cuatro veces más. A la hora de la reproducción, el macho tiene su rito, a modo de cortejo, que le sirve para acercarse a la hembra. Conseguido el objetivo, le introduce sus palpos, que van cargados de un pequeño paquete de esperma en los orificios genitales. Tras la fertilización, los huevos son depositados en un saco de seda que la hembra custodia durante un par de meses o tres. Es más, los transporta cuidadosamente entre sus colmillos, sujetos con sus pedipalpos. Completado el apareamiento, el macho ha de retirarse rápidamente: la hembra puede volverse agresiva hasta el punto de matarle.
Las pequeñas arañas nacen con ocho milímetros de longitud y mudan la piel, blanca, a la semana de vida. Una vez adquirida la coloración oscura, se van independizando poco a poco mientras se alimentan de pequeños insectos. Su crecimiento es lento. Serán adultas hacia los tres o cinco años, si bien son pocas las arañas que alcanzan la madurez.