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Los cerdos hormigueros habitan en toda el África subsahariana. Son los únicos supervivientes del orden de los Tubulidentata: no en vano, su similitud con los osos hormigueros (Xenarthra) se debe a un proceso de convergencia evolutiva. Animal nocturno, aprovecha la noche para rastrear el suelo en busca de comida; tiene un oído muy fino, gracias a sus orejas (largas y erguidas, que pliega al bajar a su madriguera subterránea). El Cerdo Hormiguero es un excavador extraordinario, capaz de construir una amplia red de túneles que en ocasiones, alrededor de su área de distribución, alcanzan los 10 metros de largo. Otras veces, se trata de refugios temporales más discretos. Es de color pardo en la parte superior, rojizo en la inferior; posee un hocico parecido al del cerdo y garras fuertes para excavar, claro. Su lengua pegajosa le permite extraer a las presas de sus túmulos de tierra, merced a sus 30 centímetros de longitud. En cuanto a las extremidades, las anteriores tienen cuatro dedos, y las posteriores cinco. La piel gruesa característica del Cerdo hormiguero le protege al salir y entrar a la madriguera, así como de los posibles mordiscos de hormigas y termitas.
El Cerdo hormiguero mastica, con sus potentes molares, su manjar favorito (hormigas en verano y termitas cuando escasean las primeras, son la base de su alimentación). Utiliza las patas delanteras para destrozar el hormiguero o termitero, succionando sus presas al introducir el hocico. Una densa maraña de pelo evita que le entre polvo en sus orificios nasales.
Una vez al año es cuando el Cerdo hormiguero hembra da a luz una cría. A la reproducción le sigue un período de estancia con la madre durante los seis primeros meses del nacimiento. Posteriormente, las crías cavan sus propias madrigueras y se emancipan.