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Pese a que se trata de uno de los escorpiones más grandes del mundo, el emperador es un animal poco agresivo que por lo general renuncia al contacto físico. Una de sus características principales tiene que ver con su cuerpo, negro y robusto, en el que destacan un par de apéndices largos (pedipalpos) que finalizan en unas quelas o pinzas muy granuladas, así como en una cola curva y segmentada que corona un aguijón venenoso. El Escorpión Emperador es una especie esencialmente terrestre y nocturna. A lo largo del día permanece escondido en agujeros profundos, grietas de rocas o termiteros; al anochecer es cuando sale de su guarida para buscar su alimento. Macho y hembra son muy similares sexualmente, si bien el primero presenta las placas pectinas más largas (se trata de estructuras ventrales situadas detrás del cuarto par de patas, delante del opérculo genital). Su veneno no es realmente peligroso, aunque sea muy complejo y cause dolor.
El Escorpión emperador es un animal absolutamente fascinante. Ven al pabellón Veneno y aprende más sobre uno de los arácnidos más especiales de Faunia.
Se alimenta, preferiblemente, de insectos o artrópodos, aunque en casos de necesidad es capaz de ampliar la gama de su alimentación, comiendo lagartijas y ratoncillos.
Es muy curiosa la danza nupcial que marca la reproducción del Escorpión emperador: ambos realizan, el uno frente al otro, una serie de movimientos rítmicos consistentes en levantar la región posterior del cuerpo. El macho, entretanto, aprovecha el baile para alisar el terreno donde colocará el esperma, cubierto con una especie de envoltorio (espermatóforo). La hembra se autofecunda, introduciéndose en el orificio genital el esperma. Tras la gestación en el conducto genital (que cumple la función de ovario y útero, a la vez), nacen las crías. La madre transporta estos diminutos escorpiones blancos sobre su espalda durante un mes, aproximadamente. Éstos realizarán una primera muda y adquirirán un color marrón (durante las siguientes mudas, seis o siete en total, se van oscureciendo progresivamente hasta alcanzar su tono oscuro, con tres años de edad).