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El Ibis Escarlata (o Corocoro rojo) se distribuye en el norte de Sudamérica, fundamentalmente en las áreas costeras. Visitante asiduo de las islas de Margarita y Trinidad y Tobago, una de sus características es que, de una estación a otra, suele cambiar el lugar donde se reproduce. Habitante de manglares, aguas dulces pantanosas, lagos superficiales o campos de arroz, llama mucho la atención con su plumaje rosa y el negro azulado de las puntas de sus alas. El cuello y la cabeza (que posee pocas plumas), son algo más pálidos que el resto del cuerpo. Las patas y pies son rojos (los dedos están unidos a través de membranas); el pico es rojizo o negro (en época de cría), así como curvo, más largo y pesado en el caso de los machos adultos. El iris es marrón, tiene un anillo orbital de color rojo. Los ibis jóvenes son por lo general marrones, cosa que les permite camuflarse de sus predadores (cuando se hacen mayores ya adquieren el tono rosado típico de esta especie). Se trata de un animal sociable, de hecho se alimenta y pernocta en grandes colonias de miles de individuos (a menudo entremezclados con otras aves, como las garzas o las garcetas). Migra en bandadas cuyo patrón de vuelo consiste en batidas de alas y planeo que van alternando simultáneamente. Su canto es chillón, agudo y molesto, aunque poco frecuente.
El Ibis escarlata es omnívoro y se alimenta de insectos, ranas, peces, reptiles y néctar.
El período de la reproducción varía (sobre todo en las poblaciones costeras), puesto que está asociado a la época de lluvias. Los ibis construyen su nido sobre árboles y arbustos, a una altura que va del metro a los cuatro metros y medio. La incubación, de la que se hacen responsables ambos progenitores, dura entre 21 y 23 días. La puesta consta de tres a cinco huevos de color verde botella, rayados con líneas marrones. Los polluelos quedan al cuidado de los padres, que cooperan en su crianza.