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Su nombre común viene de la lengua indígena caribeña (manatí significa “con mamas”), mientras que el científico (Trichechus) se refiere a los pequeños pelos esparcidos sobre su cuerpo.
El Manatí Antillano es un mamífero grande: puede llegar a pesar 300 kilogramos. Posee extremidades anteriores en forma de aletas con cinco dedos deformes, provistos de uñas pequeñas. La cola parece una espátula y le distingue de otros sirenios como los dugongos; la piel es muy gruesa y de color gris azulado.
Como el resto de los mamíferos, los manatíes suben a la superficie a respirar aire (si están descansando espacian más las subidas, cada 20 minutos; en cambio, cuando están activos aguantan muchísimo menos). Intercambian hasta el 90% del aire de sus pulmones, exhalando muy fuerte cuando su nariz rompe la superficie del agua; respirar de esta forma significa que hay más oxígeno fresco y eso le permite permanecer más tiempo sumergidos. Otra de las características de su respiración está relacionada con dos adaptaciones: solamente pueden respirar con la nariz, que a su vez tiene unos pliegues especiales que se sellan al sumergirse el animal.
Los indios han cazado al Manatí antillano para alimentarse y buscar abrigo. La codicia de la grasa y la piel ha acabado con la mayor parte de la especie, dada su atroz persecución. Por lo demás, no posee depredadores naturales, solamente las orcas que a veces frecuentan su hábitat.
Si vienes a Faunia no puedes dejar de pasarte por el túnel de manatíes. Ver a estos simpáticos mamíferos nadar sobre ti es toda una experiencia.
La alimentación del Manatí antillano se basa en plantas ribereñas, denominadas hierba manatí o hierba tortuga, presentes en aguas poco profundas y cercanas a la superficie. Come hasta más de medio centenar de plantas distintas, entre ellas mangle y algas.
Los manatíes forman grandes manadas que se reproducen cada cierto tiempo (el período que pasa entre un alumbramiento y otro puede llegar al lustro). Cuando nace, la cría es totalmente dependiente de la madre y permanece con ella alrededor de dos años. La lactancia termina cuando el bebé tiene los dientes formados.